En aquel intento de fuga,
Entre la maleza y la miopía,
Me agarré a la rama equivocada
(lo certifica el dolor de mi trasero).
Habrá que trazar otro plan,
Reinterpretar los signos de la acera,
Incluso aguardar la primavera.
Habrá que seguir pulsando teclas
Hasta que el teclado sangre
Para no derrochar
Más lágrimas solventes,
Para no hacerle más
La pelota a las estrellas,
Para no alimentar más
A este monstruo repelente
Cuya sonrisa me duele y me seduce.
lunes, 12 de octubre de 2009
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