jueves, 28 de mayo de 2009

Ya en La Isla

La maleta era resaca y estrecheces,
Alguien trajo aquel disco de Ray Charles.
Mientras las pilas se agotaban
Pudimos ver el qué y el cómo.

Caminando a duras tientas
Sobre el trémulo hilo de nuestros límites
Supimos ajustarnos los escombros
Y aquella música soul
Sonaba bien entre los restos.

Pero antes de inventar el fuego
Quisimos recalificar la isla,
Hacer urbanizables sus palmeras,
Asesinar de nuevo a la gallina.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Más rutina

Con el convencimiento más bien justo
Supimos adivinar que tras los sueños
Estaba el pomo secreto de una puerta,
La llave perdida de una orilla;
Y tras la esquina
La rutina era espuma de resaca,
Ruinas de un grisáceo más acá.

Es como si el miedo
Se lo hubiera llevado la grúa
Y tuviéramos que pagar
Por rescatarlo.

El Incidente

Por la forma de saludarnos
Dimos fe de la torpeza
Que habitaba el agravio de vendernos
Sumergiendo el casi sueño,
Buceando en las lindes del olvido.

Después de formatear
Las manchas de la luna,
Los usos y costumbres del silencio.

Después de El Incidente
Quisimos naufragar a toda costa
Palpar con las llamas encendidas
Y borramos la utopía de los ojos.

Toda vez que hicimos
Añicos la memoria.

Delirios de hormigón

Mira lo que hemos levantado
Alineando ladrillos de grandeza,
A base de delirios de hormigón.
Contempla el resultado edificante,
Las marcas de rutina en el asfalto,
Las letras vencidas de los labios,
Mientras derrapas ego abajo
Hasta dar con las bruces en el grito.

viernes, 15 de mayo de 2009

El reloj a galope

“Que buscas tormentas que salvar del naufragio.”

Juan Manuel Gil


Y me arrancaron de ti. Otra vez.
Quise llorar con las entrañas,
Sangré dolor de un pedazo
Diminuto de la Tierra,
Y había una sensación extraña
Como al apagar la tele.

Me taparon la boca por un rato
Pero sigues doliendo.
Te me apareces,
Me tiras de los brazos,
Y yo como si nada,
Viviendo de tu foto,
Buscando soledades
Que salvar de tu recuerdo.

El horror se toca pero no se mira,
La belleza se mira pero no se toca.

El reloj galopa en mi contra
Y está mal visto decir belleza.

Gaviota perdido

Usa mi hombro
Cuando la luna urbana
Desmantele su coartada.

Yo estoy satélite y disperso,
Soy el queso fundido del paisaje.

Usa mis ojos, ponte mi rostro,
Cuando te sobre acera,
Cuando te sangre asfalto,
Cuando no tengas más arena
Que sacudirle a las fachadas.

Yo habito alguna orilla,
Impreso en la espuma,
Sellado a la toalla.

Estoy silencio, estoy gaviota.

Me quedo roca,
Mitad globalizado,
Nuboso y roca.

El pájaro de la mañana

Grita el pájaro de la mañana,
Lloro en compañía,
Me acuesto con prisa,
Manchado ya de luna
Entre sábanas de ron,
Entre escarcha de mañana.
Dentro de tres horas me amanezco
Para no sé qué cielo,
Para no sé qué olvido.

Se calla el pájaro de la mañana
Cansado de esperarme.

Esto me pasa por vecino,
Por animal acomodado,
Por pintar un lienzo costumbrista
En lugar de mirar a las estrellas.

sábado, 9 de mayo de 2009

La tela de araña

Ocurrió hace tan poco
Que la piel de su reflejo
Nos llega ora remota, ora inminente.

Aquella tela de araña con los años,
Con los años esta tela de araña.

Mientras ella hacía ganchillo,
Mientras ella cavilaba,
Comprábamos el pan como si nada,
Buscábamos asilo temporal,
Un vértigo donde alojarnos diferentes,
La esquina donde hilar nuestra maraña
O compartir la seda de sus patas.

Ahora queremos darnos ojos
A voces y en secreto.
Pero no es la tela total,
No es como en las cuñas de la tele,
Se puede rasgar su simetría,
Su membrana es sobornable.

Por esta tabla se llega a aquella orilla
Donde el verso es la entraña, y la sonrisa
La única
máscara
posible.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Cruce de Rodalquilar

A través de tu asfalto rojizo
Asediado de pitas degolladas.

Es la carretera que te descifra
La que abre los cuadernos.

El aljibe de tu espectro
Tu susurro de memoria
Tu silencio de viento
Tu reloj a carcajadas.

Me quedo por aquí
dormido entre tus huecos,
Volcánico perdido,
Harto de no ir
A tomar tu sombra.

Bosque de pitas

Me quito la máscara y el vértigo
Vestido con la tela de los años impares
Que visitan tu desnudo crucigrama,
Que iluminan tu otra esquina,
El acertijo verde de tus picos,
Tu sierra herida de hormigones,
Tu reflejo terrenal de lo divino.

Tu sombra me persigue en esta huida
Por más que me esconda
En el bosque de pitas
Que evocan tu horizonte.

lunes, 4 de mayo de 2009

Año Tres Mil

La ciudad apagó las bicicletas
Y se pudo tocar el fondo del pantano
Bajo la suavidad de asfalto,
Y un ejército de verbos programados
Madrugaban para pisar las flores.

La ciudad apagó las estrellas
Y se vio un halo polvoriento,
Una maraña de cables ojerosos
Y una fila de hormigas al servicio
De un microchip en las pupilas.

La ciudad apagó la espuma
Y el mar se vengó de la tierra,
Por encima tan sólo se veía,
Con la ironía de los siglos,
El perfil longevo de una antena.