¡cuánto penar para morirse uno!
Miguel Hernández El rayo que no cesa
No tiene que ser ni bueno
Tanto picor en las yemas de los dedos
Y tanto penar para morirse uno.
Alojar fantasmas, otrora superados,
Desempolvar aquellas sombras
Que se antojaban ya lejanas
Y ahora nos miran a la cara.
Tirar del hilo
De las manos que yerran a distancia,
De los hombres huecos y cobardes
Que caminan con torpeza
Por el lado más seguro del abismo
Como quien regala un saludo a duras penas,
Navegar, de grumete de Caronte,
Por este río de escombros,
No tiene que ser ni bueno.
domingo, 11 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario